Los Estados Unidos a sus 250 años: Colonialidad y Sionismo Político en Perspectiva
Por Nelson Maldonado-Torres
En febrero de 2025, después de que Donald Trump firmara las órdenes ejecutivas donde prohibía el apoyo a iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión; cambiaba el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América; y después de firmar la orden ejecutiva "Celebrando el cumpleaños número 250 de Estados Unidos", la Fundación Nacional para las Artes (NEA, por sus siglas en inglés) eliminó un programa de subvenciones que brindaba apoyo a proyectos que "ampliaban el alcance hacia comunidades marginadas", y modificó sus prioridades para poder financiar trabajos enfocados en el próximo aniversario número 250 de la independencia estadounidense [i].
Tanto la NEA como la Fundación Nacional para las Humanidades (NEH) ya habían comenzado a planificar el aniversario número 250 desde 2019. Lo que parece nuevo –aunque no sorprendente tras la investidura de Trump– es la conexión directa entre la celebración del aniversario de la independencia estadounidense y el retiro de fondos destinados a iniciativas que buscan atender los desafíos que enfrentan comunidades marginadas en Estados Unidos. Otro aspecto significativo, en este contexto, es que las agencias estatales enfocadas en las humanidades y las artes en su mayoría se han alineado rápidamente con las nuevas directrices.
Por lo tanto, es oportuno preguntarse: ¿qué significado tiene el aniversario número 250 de Estados Unidos para los "condenados de la tierra" (Frantz Fanon) que habitan las tierras y territorios del estado-imperio estadounidense, incluyendo las Reservas Indígenas y los territorios no incorporados/colonias?
Dado que EE. UU. se sobre-representa a sí mismo como "América", la invitación queda abierta a todas las demás personas que habitan las tierras bautizadas con ese nombre por los europeos; y dado que las fronteras de EE. UU. exceden su territorio nacional—considerando sus bases militares e intervenciones militares, así como el grado de influencia que ejerce alrededor del mundo—la invitación también se extiende probablemente a todas las personas del planeta, particularmente en los lugares donde el financiamiento y las armas estadounidenses han causado o están causando daños incalculables.
En oposición a las directrices de la Casa Blanca, la NEA y la NEH, la pregunta que conviene plantearse a continuación es: ¿cuál es el significado del aniversario número 250 de la independencia estadounidense cuando se examina desde abajo?
Ante la supresión de la teoría crítica de la raza, las teorías de género y sexualidad que cuestionan la naturalización de los roles de género y las prácticas sexuales, así como las formaciones epistemológicas y los discursos que se oponen al colonialismo de asentamiento y a la colonialidad global, resulta especialmente importante asegurarnos de tomar en cuenta estas formas de análisis al explorar las respuestas a esta pregunta.
Al mismo tiempo, sería importante que estas contribuciones no permanezcan únicamente dentro de los límites de las humanidades y del credo liberal que las sostiene [ii]. En cambio, deberían buscar conectar con la larga historia y las expresiones contemporáneas de organizaciones, comunidades y movimientos que buscan crear espacios para ser, pensar y actuar de manera distinta a la prescrita por los mandatos, expectativas y guiones modernos/coloniales. Diferente a la resiliencia y más amplia que la resistencia, la tarea podría ser cuestión de una "decolonialidad combativa" [iii].
Como un ejercicio de pensamiento decolonial, sugiero que una adecuada comprensión de la modernidad occidental requiere considerar la importancia del aniversario número 250 de los Estados Unidos de América, y abordarlo en relación con el aniversario número 500 del "descubrimiento" de las Américas.
Que el aniversario número 500 del "descubrimiento" de las Américas siga siendo altamente relevante hoy en día queda claro en el trabajo continuo de las organizaciones indígenas y negras que se articularon en ese contexto [iv]. También es importante considerar que el pensamiento decolonial combativo de estas organizaciones desempeñó un papel fundamental en la formación, el refinamiento y/o la difusión de diversas formas de análisis conocidas bajo el nombre de teoría decolonial [v]. Vincular las historias de la invasión e invención de América con la fundación y expansión de los Estados Unidos revela la existencia de principios interconectados que explican la proximidad entre Europa y los Estados Unidos por un lado, y, por otro, entre los Estados Unidos y el moderno proyecto político sionista de colonización en Palestina. A continuación, procedo a esbozar brevemente estos tres principios: el Principio de Colonialidad; el Principio Estadounidense; y el Principio Sionista Moderno/Colonial.
La Gran Catástrofe y la Formación del Principio de Colonialidad
Las organizaciones indígenas y negras que impugnaron la celebración del aniversario número 500 de América dejaron claro que el "descubrimiento" representó nada menos que una Gran Catástrofe cuyo impacto continúa hasta el presente. Crucial en esta Gran Catástrofe del "descubrimiento" y el inicio del tráfico transatlántico (Middle Passage) fue la formación de un nuevo principio de auto-comprensión, clasificación social y organización planetaria que desafió constantemente la metáfora cristiana dominante de la "Cadena del Ser", mediante la creación de un sistema de deshumanización y explotación basado en la diferencia ontológica entre los conquistadores y los colonizados/esclavizados [vi]. En el contexto de la Gran Catástrofe del "descubrimiento", el sistema de plantaciones y el tráfico transatlántico, el mundo encantado de la "Cadena del Ser" dio paso a una suerte de infierno impulsado por un nuevo principio: el Principio de Colonialidad.
El Principio de Colonialidad reproduce la deshumanización mediante la diferencia racial y colonial en todas las áreas de la existencia social. Implica una multiplicidad de técnicas de apropiación de la tierra, explotación laboral y control poblacional, incluyendo la limpieza étnica, el genocidio, el colonialismo de asentamiento, nuevas formas de colonización, el extractivismo, la imposición de género y la privación de género, así como la tortura como un elemento fundamental en la constitución de la sociedad [vii]. Esto ocurre dentro y entre los estados-nación.
El Principio de Colonialidad está incrustado en la cultura dominante y en las instituciones dominantes, pero es más aterrador aún cuando domina las mentes de los pueblos colonizados y racializados mismos. Steve Biko lo señaló al escribir: "El arma más potente en manos del opresor es la mente del oprimido" [viii].
Frantz Fanon escribió todo un libro titulado Piel negra, máscaras blancas sobre este fenómeno basado en sus experiencias como sujeto colonial negro en el Caribe y en Francia, y más tarde nos advirtió en Los condenados de la tierra (Les damnés de la terre) sobre el peligro de reproducir el Principio de Colonialidad en la construcción de nuevas naciones [ix]. Trágicamente, en su mayoría, los territorios coloniales que lucharon por su independencia y se convirtieron en estados-nación mantuvieron, en lugar de cuestionar, el Principio de Colonialidad. Entre estos, Estados Unidos desempeña un papel particularmente importante, pues renovó el Principio de Colonialidad y lo convirtió en un elemento central en la formación de los estados-nación modernos.
El Principio Estadounidense de Colonialidad
Si existe alguna duda sobre las conexiones filosóficas y políticas entre el "descubrimiento" de las Américas y la formación de Estados Unidos, basta considerar el histórico caso de la Corte Suprema Johnson vs. M’Intosh de 1823, el cual se convirtió en la primera formulación legal de la "Doctrina del Descubrimiento". Inventada en el contexto de este caso legal, la "Doctrina del Descubrimiento" ofrece una interpretación de las justificaciones cristianas para reclamar la propiedad sobre las tierras de pueblos indígenas supuestamente "descubiertas" en las Américas.
En la opinión mayoritaria, el presidente de la Suprema Corte, John Marshall, declaró que "el título por conquista se adquiere y mantiene mediante la fuerza. El conquistador prescribe sus límites". Añadió además que "por extravagante que pueda parecer la pretensión de convertir el descubrimiento de un país habitado en una conquista, si el principio ha sido afirmado desde el inicio y posteriormente sostenido, si un país ha sido adquirido y conservado bajo él, si la propiedad de la gran mayoría de la comunidad se origina en él, se convierte en la ley del país y no puede ser cuestionada" [x].
El Principio de Colonialidad, por tanto, se encuentra en el núcleo mismo de la forma de soberanía estadounidense. Estados Unidos rápidamente se convirtió en un modelo para la transformación del Principio de Colonialidad en un principio de organización nacional que no sólo sobreviviría al fin de los imperios europeos, sino que además se volvería central en la formación de estados-nación en todo el mundo, incluyendo Europa. Este proceso no comenzó en Estados Unidos, pero la ruptura decisiva que EE. UU. hizo con el orden monárquico europeo en 1776, y su rápida transición de un territorio colonial a un estado-nación que incorporó técnicas de organización colonial, no deberían subestimarse—menos aún considerando la fuerte reafirmación de este principio 250 años después de la declaración de independencia.
La presencia del Principio Estadounidense de Colonialidad, o Principio Estadounidense, resulta evidente en todos los territorios incorporados que conforman Estados Unidos, particularmente en espacios geopolíticos como las Reservas Indígenas en Estados Unidos y los territorios no incorporados o colonias estadounidenses como Guam, Puerto Rico, Samoa Americana y las Islas Vírgenes de EE. UU. También se percibe con fuerza en espacios como Gaza en Palestina, que el actual presidente estadounidense ha imaginado como una propiedad de EE. UU. y una potencial "Riviera del Medio Oriente".
El hecho de que Trump hiciera estas declaraciones junto al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca, y que Netanyahu reaccionara de forma positiva, indica el grado de proximidad entre los principios que impulsan a ambos estados y a sus actuales liderazgos. Una reflexión profunda sobre el continuo de la "civilización" occidental moderna y su Principio de Colonialidad exige un análisis de sus múltiples "fronteras", particularmente aquellas donde el colonialismo de asentamiento se impone mediante la fuerza de aparatos estatales que cuentan con poderosas fuerzas de seguridad y control fronterizo, regímenes carcelarios y/o grandes complejos industriales penitenciarios, fuerzas militares agresivas y armas nucleares. Estas consideraciones hacen relevante analizar los vínculos entre el Principio Estadounidense y el Principio Sionista Moderno/Colonial.
El Principio Sionista Moderno/Colonial
Durante más de un siglo, la existencia palestina ha sido profundamente socavada por principios de organización social y política que emanan del Principio de Colonialidad, incluyendo los principios de formación imperial que impulsaron al Imperio Británico y el Principio Estadounidense de Colonialidad. Lo que convierte al caso palestino en particularmente relevante para comprender las ramificaciones del Principio de Colonialidad y del Principio Estadounidense es que los palestinos viven bajo el control y la ocupación directa de un aparato estatal impulsado por su propia forma singular del Principio de Colonialidad y del Principio Estadounidense, es decir, el Principio Sionista Moderno/Colonial.
El sionismo político moderno/colonial combinó la idea de Sion con la afirmación de la modernidad occidental y el estado-nación moderno. En este proceso, integró la cosmovisión fundamental que se encuentra en el núcleo del Principio de Colonialidad y generó su propia variante de dicho principio. La base colonial del proyecto político sionista moderno fue clara desde el inicio, evidenciada en expresiones como las de Theodor Herzl, padre del sionismo político, quien en una carta al imperialista británico Cecil John Rhodes se refirió a sus planes de asentamiento en Palestina como "algo colonial" [xi].
Diversos sionistas políticos modernos, desde Ze'ev Jabotinsky en 1921 hasta Benny Morris en 2004, han dejado claras las conexiones entre la colonización de Palestina y la colonización de las Américas, particularmente la de Estados Unidos, señalando que "América habría permanecido como una tierra salvaje si la colonización blanca hubiera dependido del consentimiento de los indígenas," y que "incluso la gran democracia estadounidense no podría haber sido creada sin la aniquilación de los indígenas" [xii].
Las implicaciones no pueden ser más claras: colonización equivale a civilización, y la civilización justifica tanto la aniquilación (limpieza étnica y genocidio) como el despojo. Aquí encontramos una lógica fundacional en la formación de los estados-nación modernos, particularmente destacada en los proyectos de construcción estatal que se consideran en la "frontera" de la civilización occidental.
La idea del estado-nación moderno es el puente entre el Principio de Colonialidad en su funcionamiento dentro de la creación de las colonias europeas, y el Principio Estadounidense, tal como opera en la transformación de una antigua colonia en un estado moderno/colonial y de asentamiento.
El sionismo político moderno se nutre y reproduce ambos principios—el Principio de Colonialidad en sentido amplio y el Principio Estadounidense—lo que lleva a la reproducción de las conexiones entre colonización y genocidio. No sorprende entonces que seamos testigos de una alianza sustancial entre el liderazgo político sionista en Israel y el gobierno supremacista blanco y racista de Trump en los Estados Unidos.
Si bien mucho ha ocurrido en los últimos 250 años, la modernidad/colonialidad y sus principios fundamentales continúan moldeando las políticas y la política estadounidense. Hoy, como ayer, y seguramente también mañana, permanece el imperativo: contrarrestar la catástrofe (nakba) de la modernidad/colonialidad, exponiendo la dimensión genocida de sus principios y contribuyendo a las luchas por la decolonialidad en todas partes.
NOTAS
[I] Isa Farfan, "NEA Throws Grant Program for Underserved Communities", Hyperallergic, 6 de febrero de 2025. URL: https://hyperallergic.com/988542/nea-throws-out-grant-program-for-underserved-communities/
[ii] No tengo espacio aquí para desarrollar una crítica decolonial de las humanidades, pero parte de ella puede encontrarse en Nelson Maldonado-Torres, “Combative Decoloniality and the Abolition of the Humanities”, en The Routledge Companion to Postcolonial and Decolonial Literature, ed. por Laura Rebecca Brueck y Praseeda Gopinath (Nueva York: Routledge, 2025): 33-52. Dada la extensión limitada de esta reflexión, incluyo diversas referencias a otras publicaciones donde desarrollo algunas de las ideas expuestas aquí.
[iii] La noción de decolonialidad combativa está arraigada en la perspectiva fanoniana de la descolonización y hace eco del espíritu insurgente del "verano combativo" de 2019 en la colonia estadounidense de Puerto Rico. Véase Fondation Frantz Fanon, "L’appel de la Fondation Frantz Fanon", Le Centenaire Frantz Fanon, URL: https://centenaire.fondation-frantzfanon.com/le-centenaire-appel-a-projets/; Mireille Fanon Mendès France y Nelson Maldonado-Torres, “For a Combative Decoloniality Sixty Years after Fanon’s Death: An Invitation from the Frantz Fanon”, Fondation Frantz Fanon, 30 de noviembre de 2021, URL: https://fondation-frantzfanon.com/for-a-combative-decoloniality-sixty-years-after-fanons-death-an-invitation-from-the-frantz-fanon-foundation/; Nelson Maldonado-Torres, “Liberation Philosophy and the Search for Combative Decoloniality: A Fanonian Approach”, en Struggles for Liberation in Abya Yala, ed. por Luis Rubén Díaz Cepeda y Ernesto Rosen Velásquez (Hoboken: Wiley-Blackwell, 2024): 11-28, URL: https://media.wiley.com/product_data/excerpt/3X/13941812/139418123X-36.pdf; Nelson Maldonado-Torres, “Palestine, the War Against Decolonization, and Combative Decoloniality”, en The SAGE Handbook of Decolonial Theory, ed. Jairo Fúnez-Flores et al. (Londres: SAGE Publications, en prensa); Zandi Radebe y Nelson Maldonado-Torres, “Combative Decoloniality and the BlackHouse Paradigm of Knowledge, Creation and Action”, en Knowing-Unknowing: African Studies at the Crossroads, editado por Katharina Schramm y Sabelo Ndlovu-Gatsheni (Leiden: Brill, 2024): 281-305, URL: https://brill.com/display/book/9789004701441/BP000023.xml. Para un análisis del “verano combativo” en Puerto Rico, véase Joaquín Villanueva y Marisol LeBrón, “The Decolonial Geographies of Puerto Rico’s 2019 Summer Protests: A Forum", Society and Space 41.4 (2020), URL: https://www.societyandspace.org/forums/the-decolonial-geographies-of-puerto-ricos-2019-summer-protests-a-forum
[iv] Osvaldo León, "La campaña 500 años de resistencia: 30 años de una iniciativa pionera", Pressenza, 2022. URL: https://www.pressenza.com/es/2022/10/la-campana-500-anos-de-resistencia-30-anos-de-una-iniciativa-pionera/
[v] Para un desarrollo de este punto, véase Nelson Maldonado-Torres, "“Aníbal Quijano and the Decolonial Turn", Theory, Culture, and Society. Publicación en línea, 2025: 1-9.
[vi] Véase Nelson Maldonado-Torres, "Religion, Conquest, and Race in the Foundations of the Modern/Colonial World", Journal of the American Academy of Religion 82.3 (2014): 636-665.
[vii] Para una descripción más amplia véase Nelson Maldonado-Torres, “Outline of Ten Theses on Coloniality and Decoloniality,” Frantz Fanon Foundation, 23 de octubre de 2016. URL: https://fondation-frantzfanon.com/outline-of-ten-theses-on-coloniality-and-decoloniality/
Para un análisis exhaustivo sobre la colonialidad del género véase María Lugones, “Heterosexualism and the Colonial/Modern Gender System,” Hypatia (2007) 22.1: 186-209; María Lugones, “Toward a Decolonial Feminism,” Hypatia 25.4 (2010): 742-759. Véase también Paula Gunn Allen, The Sacred Hoop: Recovering the Feminine in American Indian Traditions (Boston: Beacon Press: 1986);Hortense Spillers, Black, White, and in Color: Essays on American Literature and Culture (Chicago: University of Chicago Press, 2003); Oyèrónké Oyěwùmí, The Invention of Women: Making an African Sense of Western Gender Discourses (Minneapolis: University of Minnesota Press); Catherine Walsh, Rising Up, Living On: Re-Existences, Sowings, and Decolonial Cracks (Durham: Duke University Press, 2023); y Yuderkys Espinosa-Miñoso, María Lugones, and Nelson Maldonado-Torres, eds. Decolonial Feminism in Abya Yala: Caribbean, Meso, and South American Contributions and Challenges (Lanham: Rowman & Littlefield, 2022).
[viii] Steve Biko, I Write What I Like (Johannesburgo: Picador Africa, 2004): 74.
[ix] Frantz Fanon, Black Skin, White Masks, trad. Richard Philcox (Nueva York: Grove Press, 2008); Frantz Fanon, The Wretched of the Earth, trad. Richard Philcox (Nueva York: Grove Press, 2004).
[x] Véase Betty Lyons y Adam D.J. Brett, "However, Extravagant the Pretensions of Johnson v. M’Intosh", Canopy Forum, 23 de marzo de 2023. URL: https://canopyforum.org/2023/03/23/however-extravagant-the-pretensions-of-johnson-v-mintosh/. Véase también el sitio web del "Doctrine of Discovery Project" sobre "The Religious Origins of White Supremacy: Johnson v. M’Intosh and the Doctrine of Christian Discovery": https://doctrineofdiscovery.org.
[xi] El académico palestino Hatem Bazian escribió un libro en diálogo con la expresión de Herzl. Véase Hatem Bazian, Palestine, “…it is something colonial” (La Haya: Amrit Publishers, 2016).
[xii] Robert Weltsch, “A Tragedy of Leadership (Chaim Weizmann and the Zionist Movement)”, Jewish Social Studies 13.3 (1951): 220; Ari Shavit, “An Interview with Benny Morris”, Counterpunch, 16 de enero de 2004, URL: https://www.counterpunch.org/2004/01/16/an-interview-with-benny-morris/. Véanse también los comentarios de Bazian sobre la cita de Morris en Bazian, Palestine, 210.
*Este texto fue originalmente publicado en inglés en: Maldonado-Torres, N. (2025, April 29). The U.S. at 250, coloniality, and political Zionism in perspective. Political Theology Network. https://politicaltheology.com/the-u-s-at-250-coloniality-and-political-zionism-in-perspective/
Traducción al español por: Jorge Vega